Cuando la economía no va tan bien como debería enseguida surge una reacción casi instintiva en la mayoría de pequeñas empresas. Cortan el Marketing. Ya se sabe, hay que recortar gastos, hay que protegerse de la lluvia y ya no están las cosas para tirar cohetes, así que es hora de cortar lo superfluo, es hora de cortar con el Marketing.
Pocas cosas hay tan irracionales y pocas cosas representan una oportunidad tan buena para emprendedores sensatos aunque la economía no esté boyante. Escapa a la lógica pensar que si tenemos una amenaza sobre nosotros esconderse en un rincón y no hacer nada vaya a solucionar mucho las cosas.
Más bien al contrario, las va a empeorar y bastante. Afrontémoslo, pocas batallas se han ganado bajando los brazos y deseando que la lluvia escampe. Sin embargo cuando se trata de pequeñas empresas, el marketing y la llegada tiempos económicos turbulentos ¿qué ocurre?
Que una de las primeras decisiones que por experiencia he visto tomar a menudo es empezar a recortar costes. Obviamente puede ser una maniobra sensata, pero lo que más me asombra es que uno de los primeros lugares por donde se empieza a recortar es por el Marketing. Si la queja fundamental es que “en tiempos de crisis es más difícil conseguir clientes” uno no puede sino asombrarse de que la solución a eso sea precisamente “cortar el mecanismo que tenemos para conseguir clientes”.
Si estuviéramos en medio de una batalla y las cosas se empezaran a poner mal, de manera que el enemigo y la situación parecen más fieros y empezamos a ver resultados negativos tirar el arma al suelo no va a mejorar nuestras opciones de victoria, sin embargo esa es la reacción más habitual cuando las cosas se ponen feas en una pyme. “El Marketing es lo que permite conseguir clientes a una empresa, es lo que hacemos para extender nuestro nombre, conseguir interesados y finalmente que parte de esos interesados dé el último paso y se conviertan en clientes”.
Es ilógico pensar que vayamos a poder conseguir más clientes estrangulando el mecanismo que tenemos para obtenerlos. Sin embargo se hace, y mucho, porque cuando las cosas se ponen feas el miedo entra por la puerta y la lógica sale por la ventana. Pero no sólo es una cuestión de que el miedo nuble nuestra capacidad de razonamiento.
La cuestión real es que la mayoría de pymes que opta por esa decisión es porque:
1) Realmente no entienden muy bien qué es eso del Marketing.
2) Consideran el Marketing un coste, no una inversión. En este mismo blog se ha hablado sobre el tema en referencia al mito del presupuesto de Marketing.
3) No tienen idea de si su marketing es rentable o no, si la tuvieran pondrían los medios para hacer rentable el marketing o ver qué pasa y cómo mejorar y si resultara rentable obviamente no lo recortarían.
La principal labor del emprendedor sensato que sabe lo que hace es controlar su marketing, ver si de verdad está funcionando, con números en la mano, viendo qué estrategias y acciones funcionan y cuáles hay que mejorar.
Se mire por donde se mire el marketing es prioritario en cualquier iniciativa porque es lo que trae clientes, por eso debe estar en un lugar fundamental de nuestra agenda y dedicarle tiempo y trabajo, así como no empezar a descabezarlo en cuanto se atisban las primeras amenazas de nubarrones.
Y si los demás recortan en Marketing, entonces mejor para nosotros.
Más espacio y menos ruido dejan para los demás, mejor se ponen los precios de los medios de Marketing al haber menor competencia y mayores oportunidades podemos tener porque menos esfuerzo hacen los demás.